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Se estima que actualmente la prevalencia del cáncer de mama en España es la siguiente, se diagnostican unos 15.979 casos de cáncer de mama al año.
La imagen corporal es el dibujo mental que cada persona tiene de su propia apariencia. Cuando hay un evento que provoca un cambio en la imagen corporal de modo rápido y dramático la persona se siente anormal y sexualmente menos atractiva (LOPEZ Y GONZALEZ, 2005).
La imagen corporal de la mujer mastectomizada se ve claramente afectada, tanto por la asimetría provocada por la cirugía, como por los efectos secundarios de los tratamientos adyuvantes, tales como alopecia, aumento/ disminución del peso corporal o quemaduras en la zona irradiada.
A pesar que existe una gran probabilidad de resultados positivos desde la perspectiva biomédica, éstos no impiden que la cirugía sea considerada un evento vital estresante, pudiendo tener efectos psicológicos negativos ya que afecta la imagen corporal de la persona y despierta importantes sentimientos de mutilación física (OLIVARES, 2004).
La aceptación de la nueva imagen corporal por parte de la mujer depende también en gran medida de la relación afectiva que exista con su pareja, lo mismo ocurre con el fortalecimiento de su autoestima, sin embargo, la relación de pareja no se ve afectada a causa del cáncer y la mastectomía por sí solos, sino que se puede ver alterada por problemas de comunicación y comprensión existentes previamente, que se intensifican frente a este evento crítico.
Influencia de los aspectos psicológicos en la sexualidad de las mujeres mastectomizadas
Perder una o ambas mamas a causa de un cáncer es para la mujer un evento traumático en su vida, un accidente en su biografía, que le provoca sentirse menos atractiva y menos deseada, más aún en la sociedad occidental que considera las mamas como parte esencial de la belleza y el erotismo femenino. Es por esto que la mastectomía suele generar en la mujer mucha inseguridad, la cual también se puede ver reflejada en la aparición de dificultades en la relación sexual con su pareja (SEIFERT, 1998).
Además la mastectomía puede dar sensaciones de amargura y resentimiento, de timidez, de inseguridad y de elevada sensibilidad ante la crítica, lo que conlleva a la aparición de dificultades en temas relacionados con la sexualidad.
Existen cuatro vías principales en las que el cáncer o sus tratamientos pueden afectar la actividad sexual; la aparición de problemas físicos para dar y recibir placer, la alteración de la imagen corporal, la aparición de sentimientos como miedo, tristeza o angustia, y finalmente, la modificación de roles y relaciones. Además existen interrelaciones entre estas áreas, por lo tanto, si una de ellas se ve afectada, las otras áreas también se verán alteradas.
Después del tratamiento las mujeres sienten temor o ansiedad respecto de su primera experiencia sexual y con frecuencia comienzan a evitar las relaciones. Lo que se traduce en mayor estrés psicológico y, por ende, dificultades sexuales que se relacionan, principalmente con la disminución del deseo sexual.
Después de la mastectomía aproximadamente la mitad de las mujeres rehúsan tener cualquier tipo de relación sexual. Y, las que logran recuperar su intimidad sexual, la frecuencia de la estimulación de la mama como parte de la actividad sexual declina, lo cual obedece a dos factores, uno relacionado con la evitación por parte del marido y otro relacionado con la propia mujer a no recibir estimulación en las mamas ni en los pezones (TAMBLAY et al., 2004).
De lo anterior se desprende que la aceptación del nuevo esquema corporal por parte de la pareja resulta fundamental en el reinicio de la actividad sexual. El sentirse querida, comprendida y deseada favorece la adaptación de la mujer y permite que esta llegue a lograr una sexualidad plena. Impidiendo que la relación de pareja en general se desgaste y se vea comprometida.
Después de la mastectomía la mujer y su cónyuge deben tratar de reducir sus inhibiciones y hablar abiertamente sobre sus ansiedades para lograr mantener la relación afectiva que tenían antes de esta crisis, favoreciendo también de este modo la expresión de su sexualidad plenamente.
Es, por lo tanto, labor de ambos integrantes de la pareja lograr un ambiente óptimo, donde la comunicación y la confianza, permitan el abandono a la experiencia erótica sin inhibiciones, ni remordimientos. Si esto no se consigue pueden surgir entonces, dificultades en la vida sexual, que suelen traducirse en disfunciones sexuales.