Tag Archives: dificultades de aprendizaje

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Cómo aprenden a leer los niños

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La lectura es una actividad que proporciona conocimientos, placer y diversión a los seres humanos. Por una parte, provee de conocimientos porque sin la lectura, las personas no tendríamos acceso a toda la información de la que disponemos a través de libros, internet, etc. Y, por otra parte, brinda diversión y placer porque a través de la lectura podemos ser capaces de imaginar y crear. E imaginando y creando el individuo ayuda a que su desarrollo sea más sano y completo a lo largo de su vida, llegando a ser un adulto autónomo y seguro

Hoy en día la mayoría de las personas saben leer, pero hay que tener claro que éste es un proceso complejo que comienza a edades muy tempranas, se desarrolla a lo largo de la infancia y adolescencia y se consolida en la juventud. 

Primeros contactos con la lectura

Los primeros contactos con la lectura comienzan a muy temprana edad y se producen a través de cuentos. Explicar un cuento a un niño lo ayudará a familiarizarse con este medio de comunicación que es la lectura. 

Aunque el niño sea muy pequeño (generalmente alrededor de los dos años) éste aprende a distinguir entre letras y dibujos. También puede ser capaz de saber cuál es el título del cuento que le van a leer o reconocerlo a través de los dibujos. De la misma manera, pueden escoger el cuento que quieren que se les lea simplemente leyendo los dibujos que aparecen en la portada. 

Segunda etapa

Más adelante el niño comienza a saber el significado de los fonemas o letras y comprende que éstas, unidas, forman sílabas que a su vez, unidas, crean palabras. Algunas de estas palabras ya son conocidas en el vocabulario del niño y otras se convierten en nuevas adquisiciones. 

En esta etapa, pues, ya están preparados para comenzar a aprender a leer y descifrar el código de letras que se les ponga delante. Para ello habrá que escoger lecturas adecuadas al nivel lector del niño. 

¿Qué ocurre una vez que el niño ha aprendido a leer?

Una vez el niño ha aprendido a leer, el aprendizaje no acaba aquí, puesto que éste debe ir perfeccionándose. Y esto se consigue a través de la lectura, de lecturas que despierten el interés del niño (y más adelante también el adolescente), lo cual ayudará a que mejor su fluidez lectora y a que esté más predispuesto a leer lecturas de clase. 

Cómo fomentar la lectura en los más pequeños

Para conseguir que un niño lea es imprescindible escoger una lectura que sea del interés del lector y que se adapte a su nivel. ¿Por qué son importantes estos dos aspectos? Porque si la lectura no interesa al niño y además está destinada a lectores más pequeños o mayores, el niño se aburrirá porque, por un lado, no le interesa y, por el otro, lo verá demasiado fácil (o difícil).

Si quieres saber más sobre las etapas de aprendizaje de la lectura, si te interesaría saber qué lecturas se adecuan al perfil lector de tu hijo o hija o si te gustaría saber de qué manera lo puedes motivar y ayudar a perfeccionar su lectura, no dudes en ponerte en contacto con el equipo de PsicoSabadell.

Tania Visiga Delgado
Num.Col. 1109


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Etiquetas en los trastornos de aprendizaje: ¿sí o no?

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Cada vez es más común diagnosticar trastornos de aprendizaje en la etapa escolar. Esto es debido a que actualmente se tienen más en cuenta este tipo de dificultades y tanto los colegios como las familias están más sensibilizados con estas problemáticas.

Antiguamente, cuando un niño no quería estudiar o no se le daba bien estudiar, siempre se le culpaba a él y se le tachaba de vago en muchas ocasiones. Nada más lejos de la realidad. Los niños por naturaleza son curiosos y tienen ganas de aprender.

Es cierto que cada uno tiene unos intereses diferentes y, por lo tanto, también unas curiosidades determinadas que lo diferencian del resto de los niños, que a su vez lo hacen único. Pero los niños no son vagos. Cuando se comportan así es porque detrás hay algún otro problema y esto los lleva a no querer aprender o no querer prestar atención a los estudios.

Y es aquí cuando las familias y los docentes deberían ponerse en alerta e intentar averiguar qué le está pasando al niño, por qué y de qué manera se le puede ayudar.

Llegados a este punto, es importante acudir a un profesional para poder determinar si hay un trastorno. Y aquí es cuando comienza el, digámosle miedo, que aún existe ante un diagnóstico psicológico (en este caso educativo).

Entonces nos planteamos la importancia o necesidad de etiquetar al niño: ¿es realmente importante diagnosticar a un niño que presenta trastorno de aprendizaje o es mejor ayudarlo sin un diagnóstico que nos guíe para evitar las posibles etiquetas que éste pueda causarle?

Los diagnósticos siempre deben hacerse con mucho respeto, pero precisamente por eso es importante saber qué le pasa al niño. Sin esta información no se podrá actuar correctamente porque no se acabará de entender por qué el niño actúa de la manera que lo hace. Tampoco se le podrá ofrecer la ayuda necesaria, impidiéndole avanzar en su aprendizaje y desarrollo emocional. Es decir, no se podrá elaborar un plan de trabajo adaptado al niño, reforzando aquellas áreas con dificultades y potenciando las que mejor domina.

Ahora bien, también es importante tener en cuenta que el diagnóstico sirve para guiar, ayudar y entender al niño a la hora de establecer su plan de trabajo. No sirve para etiquetar a las personas porque las etiquetas pueden convertirse en algo negativo cuando se usan de manera negativa. Tachar a un niño de hiperactivo puede ser contraproducente si solo se le ve como un niño movido y no se intenta aprovechar esa hiperactividad para aprender de manera diferente.

Por lo tanto, las etiquetas sirven cuando son positivas, cuando se ponen con la intención de ayudar al niño y no de abandonarlo ante su dificultad.

Para más información sobre diagnósticos y tratamientos en dificultades de aprendizaje, no dudes en ponerte en contacto con el equipo de PsicoSabadell. Te orientaremos encantados.

Tania Visiga
Num.Col. 1109


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Dislexia: qué es y cómo detectarla

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La dislexia hace referencia a todas aquellas dificultades de escritura y lectura que no son atribuibles a factores intelectuales, culturales, sociales, emocionales… Es decir, es un trastorno neurobiológico que se da en la persona cuando ésta tiene un cociente intelectual dentro de la normalidad y el ambiente que la envuelve también se entiende como normal.

Así pues, todas aquellas dificultades relacionadas con la escritura y la lectura que siguen el patrón comentado anteriormente, podrían deberse a un trastorno. Algunas de las señales que podrían indicar la presencia de dislexia son:

  • Escritura ilegible o poco legible.
  • Problemas de planificación en el papel a la hora de escribir.
  • Cambio en la secuencia de letras o números (escribir 63 en vez de 36, por ejemplo).
  • Poco sentido de la orientación espacial.
  • Pérdida de la línea de lectura o saltos en el texto a la hora de leer.
  • Vocabulario pobre para la edad.
  • Dificultad para relacionar los fonemas con sus grafemas correspondientes.
  • Inversión de letras (b/d) y números (6/9).
  • A veces omite el final de las palabras (sobre todo a la hora de leer).
  • Errores de lectura varios como consecuencia de una decodificación pobre de los fonemas.
  • Dificultades a la hora de realizar problemas matemáticos.

La lista de síntomas o señales de alerta en un caso de dislexia es muy amplia y por eso cabe indicar que cada caso es único y por tanto cada persona puede manifestar este trastorno de manera diferente. De aquí la importancia de una buena intervención personalizada.

En cuanto a la presencia de dicho trastorno, es importante tener en cuenta que existe una alta prevalencia en la población a nivel mundial. No obstante, hay casos en los que no se diagnostica o no se hace a tiempo, sino que es en la edad adulta cuando la persona es diagnosticada.

Por eso es muy importante estar atentos a posibles dificultades con la lectura y/o escritura y acudir a un especialista, el cual se encargará de hacer un estudio cognitivo del paciente y diagnosticar el trastorno en caso de que exista dislexia. Y es muy importante diagnosticarlo a tiempo porque la persona disléxica lo pasa realmente mal en el ámbito académico. Y es necesario saber que ante estos casos existen protocolos de actuación y de adaptación curricular para todas las etapas escolares, desde la educación infantil hasta la universidad. De esta manera se consigue que los alumnos con dislexia lleguen a los objetivos académicos mediante una educación adaptada a ellos. Por ejemplo, se podrían adaptar los exámenes para que, en vez de realizarlos de manera escrita, les evalúen oralmente. O, por el contrario, les concedan más tiempo en el desarrollo del examen para que puedan entender mejor el contenido de las preguntas.

Así pues, es importante y necesario diagnosticar cuanto antes la dislexia, y en la edad infantil, para poder comenzar a actuar y basar los aprendizajes en la oralidad y no tanto en la escritura y la lectura, acompañado de reeducaciones que ayudarán al niño a comprender mejor y familiarizarse con los fonemas y los grafemas, que son la base de la dislexia.

Tania Visiga Delgado
Num. Col. 1109


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Como reaccionar ante unas malas calificaciones escolares

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Por fin llega el verano… y las notas del colegio

Después de un duro año de trabajo, esfuerzo y las dos primeras evaluaciones trimestrales que nos han avisado si vamos por buen camino o es mejor esforzarnos más llegan las notas finales de curso y, en algunos casos, el momento de comprobar si nuestro/a hijo/a pasa o no de curso.

Estamos acostumbrados, durante nuestra infancia fue igual, la calificación numérica define si somos buenos o no en cierta materia. Desde los «molt bé» a los «bé» o a los «necessita millorar». Más adelante aparecieron una escala del 0 al 10, de 0 a 4, suspenso, 5 suficiente, 6, bien, 7-8 notable y los preferidos, los que todos queremos, el 9-10, excelente.

A más de uno le habrá pasado el querer esconder las notas en algún escondite que nuestros padres no conozcan (o si) y las calificaciones escolares han sido bajas o mejorables.

Es probable, además, que la primera reacción de los padres el enfado. Sin embargo, sería recomendable plantearnos los factores pueden influir en el rendimiento escolar de nuestros hijos.

– ¿Mi hijo/a tiene alguna dificultad específica del aprendizaje? O lo que los psicólogos y psicopedagogos nos gusta etiquetar como «trastornos del aprendizaje»

– ¿Es posible que mi hijo/a esté pasando por una época de dificultades emocionales que pueda influir en su rendimiento escolar?

– ¿Es posible que haya perdido la curiosidad y la motivación para el aprendizaje?

– ¿Pueden haberse depositado en él o ella unas expectativas poco realistas o demasiado altas?

– ¿son sus hábitos de estudio óptimos para la etapa escolar en la que se encuentra?

Analicemos cada punto con más detenimiento.

En la actualidad y gracias a una mayor especialización de los profesionales dedicados a la atención a la infancia y, más concretamente, a aspectos psicopedagógicos, hay una mayor detección e intervención temprana sobre los problemas específicos en la adquisición de los aprendizajes.

En estos casos suelen haber adaptaciones para facilitar al alumno seguir el ritmo del resto de sus compañeros y adquirir satisfactoriamente los contenidos curriculares de la etapa en la que se encuentra. Por lo tanto, es de esperar, que al haber una dificultad específica, ésta pueda resultar en un ritmo más lento de adquisición en comparación con sus compañeros y un mayor esfuerzo de este niño/a.

Otro aspecto muy importante es la situación emocional del niño/a. La fuente de estrés emocional puede venir de diferentes ámbitos. En primer lugar y el más importante es el ambiente familiar existen problemas relacionales (peleas frecuentes entre los padres o incluso separación) o referentes a la situación vital (enfermedad o muerte de algún pariente).

Otra fuente puede ser la relación con sus compañeros de clase u otras amistades externas. Cuando hay conflictos con los amigos más íntimos o con el grupo de clase de manera repetida y alargada en el tiempo (“bulliyng”, un tema que trataremos en otro artículo) puede hacer que el rendimiento descienda al dedicar gran parte de su energía a digerir esa situación. En el caso de los adolescentes, aquí también podríamos incluir las dificultades en la relación de pareja.

En relación a la falta de motivación en referencia a los estudios, esto es algo que me he ido encontrando frecuentemente en mi práctica profesional. En muchos casos, la raíz de esta falta de motivación reside en unas dificultades en la adquisición de los aprendizajes que no se ha detectado o trabajado conjuntamente de la manera más óptima y que poco a poco ha ido minando la curiosidad del niño/a, provocando rechazo hacía todo lo relacionado con el colegio. Tener más dificultades que tus compañeros puede provocar que el propio niño o niña se compare con sus amigos de clase o incluso con sus hermanos.

Aunque puede ocurrir justo lo contrario y es que la falta de motivación resida en unas capacidades intelectuales superiores y que el nivel o el material con el que está aprendiendo no sea suficientemente “motivador” o que no le suponga ningún reto.

En relación con lo anterior, las expectativas que se pongan en el niño, especialmente por parte de sus progenitores, pueden a veces no corresponder con lo que el niño o niña puede o quiere hacer. Esto puede ser más común en aquellas familias en las que todos sus hijos vayan a un mismo colegio y que compartan profesores que en ocasiones se les pueda escapar frases como “tu hermano era muy bueno en “mi” asignatura”…” habiendo una presión extra al posarse sobre el niño o niña unas expectativas concretas.

No es infrecuente que los niños y niñas de hoy en día tengan obligaciones extras además de las del colegio. Me refiero a las actividades extraescolares. En ocasiones puede que el horario semanal esté sobresaturado o lleno de estímulos todo con el fin de capacitar a los niños de mayores y diversas habilidades que les permita estar más preparados para el mundo en el futuro. Los idiomas (inglés, alemán y ahora el chino) son las actividades por preferencia, seguido de los deportes. Compaginar el colegio con otras actividades puede ser muy beneficioso para los niños en términos de relacionarse con más niños, potenciar sus habilidades y mejorar su autoestima, aunque siempre de manera moderada para evitar una posible sobrecarga que pueda influir en un mayor estrés y retraimiento en su rendimiento escolar.

Todos los aspectos anteriores pueden afectar directamente sobre la autoestima de nuestros hijos.

Por último, puede haber unos hábitos de estudio insuficientes o ineficientes para asimilar el nivel escolar que cursa.

A veces se dedican pocas horas o a veces demasiadas aunque la calidad del rendimiento no es la esperada. También puede ocurrir que existan distractores externos, tales como: ruido excesivo, no disponer de un espacio ordenado para el estudio, usar la música, el móvil, internet entre otros, que puedan interferir de manera significativa en el estudio.

Con todo, desde PsicoSabadell os ofrecemos los siguientes consejos:

  • En primer lugar, antes de enfadarnos con nuestro hijo o hija, exploremos con él o ella los motivos que han podido llevarles a un bajo rendimiento.
  • Entre todos, y con una participación activa por parte del niño, intentemos generar alternativas o soluciones a los problemas que hayamos visto.
  • Motivar a nuestro hijo/a centrándonos sobretodo en lo que ha hecho bien y, especialmente, en la evolución que ha hecho a lo largo del curso en lugar de centrarnos en el número final.
  • Transmitir a nuestro hijo/a soporte emocional y especialmente el hecho de que el aprendizaje es un camino en el que nos encontraremos piedras, pero que sobretodo es un camino y que siempre hay posibilidad de mejorar. Un bajo rendimiento sólo es una piedra más en nuestro camino y que bajo ningún concepto define nuestra valía como persona.

Un bajo rendimiento escolar, como cualquier otro problema en nuestras vidas, nos hará caer, querer abandonar pero con el apoyo y acompañamiento tanto de padres como profesores ayudará a los niños a su crecimiento personal. No intentemos esquivar las piedras en el camino sino ayudémosles a superarlas y a levantarse con más fuerza que antes.

Si con todo, el rendimiento bajo de tu hijo/a en la escuela os preocupa, nuestro equipo multidisciplinar de PsicoSabadell os puede orientar y asesorar.

Nuestra Psicóloga Infantil puede realizar una valoración cognitiva completa donde determine el perfil cognitivo y emocional y detectar qué área es la que necesita potenciarse.

De forma paralela, nuestra Psicopedagoga, con una ámplia experiencia en problemas de aprendizaje, ofrecerá diversas estrategias a tu hijo/a para mejorar su rendimiento escolar en casa y en la escuela.

Todo esto sin olvidar a padres y profesores. Nuestras profesionales ofrecen apoyo, seguimiento y orientación para una intervención multidisciplinar en todos los entornos del niño.

Por:   Jessica Arjona
Núm. Col.21919


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