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Motricidad fina

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La motricidad fina comprende todos aquellos movimientos que se realizan con las extremidades superiores, concretamente manos y dedos, gracias a la coordinación de los movimientos de músculos de dichas partes del cuerpo, junto con la vista, la cual es esencial para que se puedan realizar los movimientos deseados. Popularmente es lo que vendría a ser la destreza para realizar ciertas actividades con las manos (coger un objeto, cortar con tijeras, pintar, etc.)

La motricidad fina se va adquiriendo poco a poco desde el nacimiento, siguiendo el proceso natural de evolución del niño. Así, por ejemplo, a partir del tercer mes de vida un bebé ya puede comenzar a coger aquellos objetos que caben en su mano, usando todos los dedos. Y a partir del octavo o noveno mes, el mismo bebé ya es capaz de realizar lo que se llama agarre con pinza, es decir, sujetan el objeto entre el dedo índice y el pulgar.

Este desarrollo va evolucionando hasta llegar el momento en que el niño ya es capaz de coger un lápiz de manera correcta, o realiza otras tareas en las que la utilización de las manos y dedos son fundamentales.

Pero ¿qué ocurre cuando un niño no está desarrollando bien la motricidad fina? Nos daremos cuenta porque a la hora de realizar manualidades o coger el lápiz en los primeros años de escolarización, el niño mostrará dificultades o se cansará rápido de llevar a cabo actividades en las que intervenga la motricidad fina.

En este momento será necesario asesorarse sobre el tema y ayudar al niño mediante un trabajo psicoeducativo a que pueda desarrollar la motricidad fina en su totalidad. Este trabajo se basará en enseñarle a coger el lápiz, a coger los objetos realizando diferentes movimientos y posturas con los dedos y las manos, etc.

Y también serán esenciales otro tipo de actividades más motivadoras para avanzar en el desarrollo de su motricidad fina. Algunas de estas actividades pueden ser:

  • Jugar con plastilina y materiales similares (arena, por ejemplo). Se puede optar porque el niño juegue libremente y poco a poco se le pueden ir dando pautas, las cuales tendrán por objetivo dificultar el trabajo de manera progresiva.
  • Realizar ejercicios de grafomotricidad. Estos ejercicios permiten al niño recorrer circuitos con diferentes texturas o tipologías de tintas (rotuladores, colores, crayones…).
  • Recortar con tijeras. El hecho de tener que situar en el lugar correcto las tijeras y que el niño deba seguir una línea para recortar, hacen que se tenga que concentrar más y esforzarse a la vez por hacerlo bien, obteniendo práctica de motricidad fina.

Si sospechas que tu hijo/a puede tener dificultes de motricidad fina y necesitas más consejos al respecto, ponte en contacto sin compromiso con el equipo de PsicoSabadell. Os asesoraremos para hacer un diagnóstico y tratamiento si fuera necesario.

Os dejamos un video con algunas de las actividades que podéis poner en marcha con los más pequeños para trabajar estos aspectos.

Vídeo

Tania Visiga
Num.Col. 1109


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Motricidad gruesa

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La motricidad gruesa hace referencia a la capacidad de controlar todos aquellos movimientos grandes del cuerpo como gatear, mantenerse de pie, caminar, correr, saltar, bailar… con la posición del cuerpo y con el equilibrio de este. Así pues, en la motricidad fina entran en juego las extremidades inferiores (piernas y pies) y las superiores (brazos).

La motricidad gruesa, igual que pasa con la motricidad fina, se va desarrollando poco a poco según va evolucionando el bebé desde que nace. Así, un bebé de 3 a 6 mese es capaz de girar la cabeza y todo el cuerpo, a los 18 puede bajar escaleras y lanzar objetos pequeños y poco pesados, a los 2-3 años puede correr y esquivar obstáculos, a los 4-5 años puede mantener el equilibrio sobre un pie y a partir de los 5 años es capaz de mantener el equilibrio por completo.

¿Qué ocurre cuando un niño muestra dificultades en la adquisición de la motricidad gruesa?

Está demostrado que la motricidad gruesa es muy importante para el desarrollo del niño en cuanto a capacidades cognitivas se refiere. Por ejemplo, a la hora de gatear el cerebro del niño está llevando a cabo unas conexiones neuronales y una coordinación visoespacial muy importantes para este aspecto.

Y por este motivo es importante estar alerta ante cualquier dificultad que pueda mostrar un niño a lo largo del desarrollo de la motricidad gruesa como puede ser a la hora de gatear o caminar, correr, mantener el equilibrio…

Una vez detectada la dificultad, es importante comenzar un trabajo psicoeducativo para fortalecer y afianzar la motricidad gruesa. Este trabajo estará basado, entre otros y siempre pensando en actividades más motivadoras o lúdicas, en la realización de ejercicios como los siguientes:

  • Realizar recorridos con materiales de psicomotricidad como aros, colchonetas y demás en los que también sea necesario reptar por el suelo en algún momento del circuito. La finalidad es que haya movimiento, que se tenga que ejercitar los músculos que intervienen en la motricidad gruesa.
  • Jugar a juegos tipo Twister en los que deba ir intercambiando pies y manos a la vez que realiza movimientos que implican la motricidad gruesa. Aquí, además, se trabaja la lateralidad del niño.
  • Jugar a juegos de toda la vida como la rayuela, el gato y el ratón, el escondite o pica pared. Sobra decir que, en todos estos juegos, en los que hay que correr, saltar, saltar sólo con un pie mientras se mantiene el equilibrio, etc., se ponen en marcha todos aquellos músculos implicados en la motricidad gruesa.

Si sospechas que tu hijo puede tener dificultes de motricidad gruesa y necesitas más consejos al respecto, no dudes en ponerte en contacto con el equipo de PsicoSabadell. Os asesoraremos en todo lo que necesitéis tu hijo y tú.



Tania Visiga Delgado
Num.Col. 1109


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Reforzar los vínculos a través del juego

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El verano es una época en la que podemos disponer de mayor tiempo para estar con nuestros hijos. Los días son más largos y aparecen las jornadas intensivas en la mayoría de trabajos. Dedicar gran parte del tiempo libre a hacer juegos interactivos aporta más beneficios de lo que puede parecer a simple vista. Especialmente con los más pequeños, el juego es sumamente importante, no sólo para su desarrollo sensorial y psicomotriz, sino también porque ofrece las bases para las interacciones sociales y refuerza los vínculos con los padres.

Desde PsicoSabadell, os ofrecemos algunas propuestas de juegos veraniegos:

  • Hacer castillos de arena con cubos y palas en la playa.
  • Hacer dibujos o escribir los nombres de cada miembro de la familia en la arena y que nuestro hijo/a nos imite.
  • Realizar actividades físicas con pelotas, cuerdas, colchoneta en el agua…
  • Juegos de mesa: el juego de la “oca”, el “dominó”, cartas…
  • Juegos de adivinanzas tipo “veo, veo” mientras hacemos un viaje en coche, tren o simplemente cuando paseamos.
  • Jugar a cocinitas, a médicos, peluqueros., etc

No olvidemos que la interacción con otros niños es fundamental para la socialización de nuestros hijos, por lo que no dejéis de llevarles a los parques o lugares infantiles similares.

¡El equipo de PsicoSabadell os desea un feliz verano!

 

Por:   Jessica Arjona
Núm. Col.21919


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